Recomiendo la lectura del artículo de Josep Ramoneda, publicado en diario el País, del viernes 12 de septiembre de 2008 titulado “El verano que cambió las prioridades”, en él realizaba un análisis interesante de la realidad social y política de la actualidad surjida tras el 11-s dejando de manifiesto las dificultades de la democracia para sobrevivir.
El artículo me recuerda el ensayo de Francis Fukuyama “El fin de la historia y el último hombre”, cuya tesis central consiste en la imposibilidad de un paradigma post-ilustración y, por consiguiente la imposición del pensamiento único como insuperable realidad. Pero Ramoneda a partir de la imponente presentación de los Juegos Olímpicos celebrados en China, desliza la idea de que un nuevo paradigma emerge de China y del Sudeste Asiático y, además, este nuevo paradigma no tiene ninguna base cultural ni fundamento ideológico democrático, pero hace gala de un inmenso poderío, industrial, económico, y sobre todo tecnológico. Ante los ojos de una adormecida humanidad se presentan como la clave del futuro, al que tampoco es ajeno el arte ni la cultura.
La crisis económica ha confirmado algo que ya sabíamos y temíamos y, que los Juegos Olímpicos nos permitieron visualizar: El gigante asiático reclama el protagonismo que le corresponde y el fin del paradigma de la ilustración y, sino cómo se explica que un país Comunista y no democrático, repito no democrático se haya convertido en el impulsor de la economía capitalista.
Mientras esto sucede, E.E.U.U durante largo tiempo impasible tras la vulnerabilidad descubierta tras el 11-S de 2001, que les introdujo, parece empezar a reaccionar reinventando la democracia con su nueva política de transparencia y apertura, pero sin poder evitar el ocaso que se avecina.
En Europa en dónde vivimos "el eterno presente" lo asiático cada vez tiene un mayor atractivo y ajenos a lo que está pasando seguimos recortando libertades para defendernos de enemigos que no tienen posibilidad alguna de imponernos nada facilitando el acceso de ese nuevo paradigma no democratico.
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