El principio fundamental de la neutralidad de red que establece que los usuarios finales puedan decidir el contenido que desean enviar y recibir en Internet así como que servicios, aplicaciones, hardware y software quieren usar a tales efectos - es fundamental para preservar el carácter libre y neutral de Internet. Esto significa que los proveedores de servicios de Internet deben proporcionar a sus usuarios la posibilidad de acceder a Internet de una manera abierta y sólida. Sin embargo, el debate sobre la neutralidad de la red va más allá de la tecnología o de los derechos de los consumidores, es una discusión sobre qué es lo más beneficioso para la sociedad. ¿Pensamos que la innovación en la "era" de Internet es la clave del éxito?, o por el contrario ¿pensamos que la innovación centralizada y regulada - ya sea por el gobierno o por los proveedores de servicios de Internet garantizará un entorno estable para la industria, de tal manera que esta pueda absorber y aprovechar la tecnología, aunque sea a su propio ritmo? Si nos centramos en la cuestión de donde se produce la innovación, debemos tener claro que esta no sólo se produce porque se invierte dinero en I + D, porque miles de puestos de trabajo están en juego, o debido a las grandes inversiones que se realizan. En realidad, la innovación exponencial se debe a la interconexión entre millones de personas, donde una idea brillante puede ser fácilmente recogida por otras personas o grupos y tiene la capacidad de transformarse en la próxima gran idea.
Internet ha facilitado increíblemente poner en marcha nuevas ideas, fallar y volver a usar las ideas existentes de una manera en la que anteriormente no estaba definida. Millones de usuarios y empresas interconectadas puedan aprovechar las ideas de otros usuarios y construir nuevas ideas y conceptos en torno a ellas.
La naturaleza esencial de Internet abierto y público es crear condiciones en las que cualquier persona o pequeña empresa con grandes ideas pueden tener un impacto enorme y un gran éxito. Internet ha revolucionado el espíritu empresarial y hecho posible que personas de todos los rincones del mundo, puedan crear empresas de éxito, independientemente de la geografía.
La historia nos muestra lo que sucederá si los proveedores de servicios de Internet, tienen la oportunidad de vetar que una aplicación (o el contenido en su caso) puede viajar por su red o no. La razón del éxito de Internet, impulsado por el desarrollo de los servicios, consiste precisamente en el hecho de que Internet permite, lo que Vint Cerf ha llamado, "la innovación sin permiso".
La realidad actual nos muestra como una conexión de banda ancha, proporciona a un consumidor su propia rampa de acceso a Internet. Esta conexión a Internet se está convirtiendo en algo tan esencial como la de estar conectado a la red eléctrica o al suministro de agua. Y no sólo los consumidores, también las empresas son cada vez más dependiente de las tecnologías de Internet para alimentar y sostener su crecimiento. Internet y las tecnologías de las TIC se han convertido en impulsores clave para casi todos los aspectos de la economía.
¿Podemos confiar en el mercado únicamente para ofrecer a los consumidores y a las empresas un acceso a Internet sin límites, abierto y sólido? Un acceso que les permite visitar el sitio web de su elección, que les permita subir y descargar cualquier contenido (legal) que ellos consideren conveniente? Un acceso que también permite a las empresas ofrecer nuevos servicios sin tener que pedir a un proveedor de servicios de Internet si pueden hacerlo? Un acceso que permite a los propios usuarios a elegir el teléfono o cualquier otro dispositivo que sea de su elección para acceder a Internet?
Si bien hoy en Europa todavía somos capaces de responder a estas preguntas afirmativamente, la situación actual no ofrece garantías para el futuro. El debate sobre neutralidad de red es descrito a veces como un debate Americano, alimentado por una falta de competencia, no obstante, es evidente que únicamente la existencia de competencia (siempre que haya competencia - que no es ciertamente el caso en todas partes en Europa) no garantizan el mantenimiento de la neutralidad de la red.
En los próximos años, tanto la capacidad y el incentivo de los proveedores de internet de banda ancha para interferir con el contenido que viaja por sus redes se incrementará.
Innovaciones basadas en Internet han traído servicios de telefonía, televisión, música, etc a los consumidores de una manera que los proveedores de telecomunicaciones tradicionales nunca habrían soñado. Este tipo de ofertas sin embargo, pueden ser percibidos por los propietarios de redes integrados verticalmente como una amenaza grave para su actual oferta de productos.
El consumo por parte de los usuarios de cada vez más cantidad de contenidos de vídeo y audio a través de Internet, está suponiendo para los propietarios de redes de banda ancha, que deban enfrentarse a una mayor competencia a sus tradicionalmente cerrados modelos de negocio.
Hace un par de años atrás, la capacidad de los agentes tradicionales de telecomunicaciones para interferir en los contenidos a través de la red era, tanto jurídica como técnicamente, bastante limitado. Por ejemplo, la posibilidad de bloquear los servicios de VoIP era bastante difícil y relativamente fácil de detectar. En estos días, la evolución de tecnologías como Deep Packet Inspection (DPI) ofrece a los propietarios de red de acceso de última milla la capacidad única y preocupante de mirar en el flujo de comunicación de usuarios individuales y, potencialmente retrasar o interrumpir el tráfico.
Preservar una Internet abierta, neutral y transparente no significa que los proveedores de acceso a Internet de banda ancha se vean impedidos a la gestión de sus redes. Los propietarios de la red deberían ser capaces de abordar verdaderos problemas comunes con respecto a la red y cuestiones de congestión, así como proteger a los consumidores contra los problemas de malware, spam y otros similares. La gestión de la red debe limitarse a esfuerzos de ingeniería y orientados a la protección del consumidor y no orientados a limitar la elección de los consumidores o crear una escasez arbitraria.
Tampoco preservar una Internet abierta, neutral y transparente significa que los operadores se vean reducidos a ser simples canutos o que no puedan experimentar con nuevos modelos de negocio. Por el contrario, se reconoce que los operadores tradicionales de telecomunicaciones deben tener la capacidad para explorar nuevas formas de atraer ingresos, siempre y cuando no suponga y no implique favorecer o desfavorecer determinados contenidos o aplicaciones según su origen. Proveedores de red y proveedores de contenidos y servicios forman parte del mismo ecosistema y la evolución de ambos es necesaria para impulsar el crecimiento de la economía y la sociedad en general.
No obstante y si bien los proveedores de red deben tener la libertad para experimentar con diferentes modelos de negocio, el desarrollo de arquitectura de redes y otras prácticas contrarias a una red abierta, pueden consolidarse si se les permite crecer sin control y convertirse en un hecho extremadamente costoso (para el caso de que fuese posible) de corregir después de que se haya producido. La liberalización de los mercados de telecomunicaciones llevó décadas, debemos ser cautelosos para que la historia no se repita.
Es evidente por tanto, que la magnitud de los efectos positivos que se derivan de una Internet abierta y sólida, exige que deba estar claramente descartada la posibilidad de que los proveedores de red de acceso de ultima milla, se aprovechen de su control sobre la misma, para dar forma a los usos y la evolución futura de la infraestructura de la banda ancha y de los servicios y de esta manera satisfacer sus intereses privados en lugar de los intereses de la sociedad en general.
El costo para la economía y la sociedad sería, sencillamente, demasiado grande.
La última versión de la legislación europea de telecomunicaciones presta suficiente atención a la noción de neutralidad de red, pero se basa esencialmente en la competencia para garantizar la naturaleza abierta de Internet. Una orientación adicional por parte de los reguladores es necesaria para dejar bien claro que el carácter innovador de Internet es algo que no puede y no debe reducirse en beneficio de unos pocos y en detrimento de la economía en su conjunto
Bárbara Navarro
Directora Europea Asuntos Institucionales y del
Gobierno, Google España
Bárbara Navarro comenzó su carrera profesional en el despacho de abogados GOMEZ -ACEBO & POMBO, posteriormente se incorporó a Clarke, Modet & Co., multinacional especializada en Propiedad Industrial e Intelectual, donde dirigió el Departamento Internacional de marcas. Tras casi 8 años en Clarke, Modet, se incorporó a NBC Universal, como Directora de Desarrollo de Propiedad Intelectual.
Actualmente es Directora Europea de Asuntos Institucionales y Gobierno de Google España y
Portugal. Como complemento a su trabajo, es profesora asociada de la Universidad Carlos III de Madrid
Es Licenciada en Derecho y Master en Práctica Jurídica por la Universidad Pontificia de Comillas (ICADE), Diplomada en Estudios Avanzados por la Universidad Complutense de Madrid y Executive MBA por la Universidad de Navarra IESE.
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